Oviedo es pija y facha. Es Zarzuela y opereta. Es Club de
Tenis y misa en la Catedral.
Abrigos de visón para comprar el pan, tacones y maquillaje
para bajar la basura, postureo en el Campoamor, en el Centro Asturiano, en la
Universidad…
La más facha y Benemérita en la guerra civil, de burguesía acomplejada
y lameculera ante la nobleza, de siesta
durmiente y clariniana, de ciudadanía subyugada y aborregada.
Como todo mito, tiene su parte de verdad. Como toda
etiqueta, tiene unos promotores. Y como todo en esta vida, al rascar y profundizar,
la cosa acaba en fabula narrada por confabuladores.
Es dificultoso abordar este tema por sus múltiples connotaciones.
Desmontar cada uno de los mitos, extenderse en los enemigos internos y externos
de esta ciudad, remontarse en la historia quien sabe hasta dónde, y analizar al
detalle tan solo las circunstancias que sirven de inicio a este articulo llevaría
horas y cientos de párrafos. Tal vez cada una de ellas, mereciera sus propios artículos.
Pero se avecinan elecciones municipales, y una vez más, la
izquierda carbayona es un ente abstracto y carente de discurso propio, que ha
sido incapaz de regenerarse desde que en 1991 Gabino de Lorenzo asumiese la alcaldía.
Antes de eso, gobernó el PSOE de Masip dos legislaturas, y
antes Riera Posada por UCD.
Queda muy lejos, pero ese supuesto “Oviedo facha” voto por
UCD y luego por el Psoe, exactamente igual que sucedió en la mayoría de España,
por lo que el mito de que en Oviedo solo puede ganar la derecha es falso.
Luego llego el PP con Gabino a la cabeza. 24 años ya de su
revolución peatonalizante a golpe de plan de choque, que conquisto mayorías absolutas.
Si Gabino en sus múltiples guerras por dominar al PP, se hubiese rendido ante
Cascos o Marques, y fuese él, el que hubiese formado un partido propio, Gabino habría
ganado igualmente las elecciones y lo sabemos.
Populista como pocos, protagonista como pocos. El gabinismo
en Oviedo fue una ideología propia, gobernada a golpe de capricho del jefe,
chequera pública en mano, sin negar evidentemente su sesgo liberal en lo económico,
y lo casposo de sus caprichos.
Mientras la izquierda… desaparecida entre tormentas
internas e incapaz de hacer frente.
En las últimas elecciones, a Gabino no le quedo otra que
presentarse ante la amenaza del Foro de Cascos. Cual Cid campeador muerto sobre
el caballo, sin hacer campaña, ni más intención que la de jubilarse cobrando en
la Delegación de Gobierno… volvió a ganar.
Y tres años más tarde, con Caunedo al frente, la izquierda
sigue dando tumbos incapaz de articularse.
La Amso es un cadáver político abandonado a su suerte por la
FSA de Tini Areces.
Rivi es un animal político de signo propio, capaz de liderar
candidaturas con el nombre de IU, Asciz, u "Oviedo por la izquierda". Su
personalismo no entiende de siglas, pero su trabajo legislatura a legislatura
es más refrendado por los votantes.
Y en el horizonte Podemos/Ganemos como prometedora fuerza
emergente capaz de asumir el descontento.
Demasiadas incógnitas. Pocas propuestas y muy poco discurso en
materia local, y además… previsible.
De la izquierda se espera gasto social, apuesta por lo público,
no vamos a descubrir nada en el discurso económico. ¿Pero qué hay de Oviedo y
de sus retos, que hay de los carbayones, que hay de las diferencias locales?.
Pues desde mi punto de vista tan solo más de lo mismo. Para la
izquierda Oviedo es pijo y facha.
Mantras avivados durante décadas desde el PSOE de Tini Areces,
más pendiente de ganar azuzando a sus nidos de votos en Gijón y las Cuencas
contra el pérfido Gabino, que de preocuparse por los ciudadanos de Oviedo y
ofrecerles algo.
Décadas de insultos del alcaldon de Gijón, desde Cimadevilla
y Santa Susana, décadas de enfrentamiento contra Oviedo con todos sus medios a disposición.
Ataques a la capitalidad, ataques a sus ciudadanos, ataques a cualquier símbolo
de Oviedo, y aislamiento económico en beneficio de sus amigos ante todo, y como
no, de la Villa playa.
Sacrificó la Amso por sus intereses. Sacrificó Oviedo por
sus intereses.
Rivi fue considerado el único opositor. Antes Mortera, tuvo
a bien dejar el Psoe por el dinero del PP. Transfugismo. Política local. Es
otro mundo.
En Oviedo gobierna Caunedo, Reinares el condenado sigue de
concejal, Foro da para un guion de cine…
¿Y que sabemos de la izquierda? Que Oviedo es pija y facha,
y que van a quitar la Opera cuando gobiernen. Seguimos en las mismas. Parece
que la única identidad de la izquierda en Oviedo es criticar por sistema, y
cambiar el visón por las gafas de pasta.
Señores: Obama es negro. Obama gano las elecciones sin hacer
un solo discurso racial, sin hablar de segregación o discriminación. ¿Por qué? Porque
Obama es negro, y el voto negro lo tenía ganado y lo último que necesitaba era asustar
a los blancos.
Sirva este ejemplo para hablar de la izquierda ovetense.
Señores… el voto de los que odian el Oviedo de rancio
abolengo ya es suyo. No hace falta que den patadas al avispero.
Hay casos de corrupción en el consistorio donde atacar, hay
Calatravas símbolos de la España del despilfarro, hay propuestas que hacer en
la Fábrica de Armas, en el Antiguo hospital, hay un Naranco que está enfermo y
es símbolo de un Oviedo que recuperar, hay un Prerrománico que proteger y
dignificar, hay servicios sociales que mejorar, políticas públicas que realizar…
Hay un Oviedo de izquierdas que recuperar. Y eso no se va a
conseguir con las mismas formulas que ya han fracasado, con los viejos cuentos
de la Vetusta pija y facha.
La mayoría de los 220.000 ciudadanos ovetenses no visten
abrigos de visón y quieren cambios. Ganar esa mayoría empieza por hacer las
cosas de forma diferente sí… y una de ellas, es mostrar respeto a esta Ciudad.
Valorar sus símbolos, su historia, su gente.
Construir un Oviedo diferente no pasa por destruir o menospreciar
cosas que son valoradas por sus ciudadanos, independientemente de que las haya hecho
Gabino de Lorenzo, o la Iglesia católica. No hay que derribar la catedral, ni
despeatonalizar lo peatonalizado. No pasa por quitar la Opera, cuando hay lista
de espera para conseguir entradas en el Campoamor.
Construir un Oviedo diferente empieza por amar esta ciudad,
valorar cada centímetro de su historia, destruir los mitos existentes, y
despertar a una ciudadanía de 25 años de gabinismo que parecían inmutables.
Quien pretenda conquistar Oviedo odiándolo… lo lleva claro.
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