miércoles, 12 de enero de 2011

Esquilmando a los del babyboom

Soy de esa generación nacida en los '70, esa generación maldita que nos toca comernos todas las mierdas. Pasamos la infancia con el paro y los yonkis de los '80, en plena reconversión industrial. Reconversión todo sea dicho de paso que a Asturias no llegó. Directamente se dedicaron a cerrar minas y a echar gente de la siderurgia, mientras que por otra parte, desde la entrada en la Unión Europea las pequeñas explotaciones ganaderas se fueron a tomar pol culo también. Con esto Asturias pasó de ser un país próspero a ser la puta almorrana de España, sin presente ni futuro tratando de vender turismo con el cielo nublado y el agua del Cantábrico congelada en el país del sol, la playa y el chiringuito del asco.

Bien, sigo, que se me va la olla. En esos años '80, nuestra vida en la EGB transcurría en aulas masificadas de casi 40 personas, y al pasar al BUP más o menos lo mismo. Supongo que en la maldita FP pasaría igual. En la universidad ya era para flipar: aulas como gradas de un estadio. Pero bueno, era lo normal, masificación.

A muchos de nosotros ya no nos tocó hacer la mili, entre prórrogas, objetores y el fin del servicio obligatorio nos acabamos escaqueando, pero probablemente se hizo porque no debíamos caber todos en los cuarteles.

El acceso a finales de los '90 al mercado laboral se puede calificar casi de traumático. Nosotros estudiamos, porque nuestros padres nos dijeron que lo hiciéramos. En sus tiempos tener una carrera era garantía de tener un buen trabajo y un buen sueldo. Claro, eso pasa cuando hay pocos titulados universitarios. Pero en nuestro caso éramos legión, los titulados y los no titulados, con lo que empezaron a vender la moto con hacer másters, aprender 17 idiomas, hacer otra carrera más, etc. Al final volvía a ser como siempre, el que podía pagarse todo eso, tendría trabajo y un buen sueldo, los del montón a darse de hostias por una puta mierda de sueldo. En el caso de trabajos no cualificados quizás peor aún porque competían la masa sin estudios con la masa con estudios pero que no encontraba trabajo "de lo suyo". El resultado: la pérdida de poder adquisitivo de unos y otros. No es normal que cobre lo mismo un diplomado universitario que un barrendero o un peón de la construcción. Pero llegó el caso que el universitario se tenía que poner a barrer calles y resultaba normal ganar más en este tipo de trabajos.

Por fin vino la estafa de la vivienda. Con esa pérdida de poder adquisitivo llegó una incomprensible subida brutal del precio de la vivienda. ¿Incomprensible? No. Era legión la gente que se estaba emancipando siguiendo los consejos de comprar piso de sus progenitores, pero sin darse cuenta que ahora las casas costaban 200 sueldos mensuales íntegros y no 30. Pero daba igual, hay que comprar piso por cojones, cueste lo que cueste, irse de vacaciones al caribe y comprarse un BMW, que somos clase media. A estos se les juntaron los que tenían pasta y vieron el chollo de comprar y vender pisos. Y se forraron a costa de los de los 200 sueldos.

Bueno, pues nuestra masificada vida continúa. Ahora llega el tema de la jubilación. Todos esos que no cabíamos en clase llegará un momento que nos jubilaremos. Da igual que bastantes mueran prematuramente por algún tipo de patología derivada del abuso de la cocaína, todavía se jubilarán demasiados. ¿Y qué hacer con ellos? Fácil: retrasar la jubilación y pagarles menos. Eso es lo que nos espera: Trabajar hasta que la palmemos, y si tenemos la suerte de jubilarnos antes de morir, nos darán un puto cuenco de arroz diario, por aquello de no morirnos. Tranquilos, que también llegará ese mítico copago sanitario (que es mentira, no es copago, es pagar dos veces, se paga con lo que nos descuentan mes a mes de las nóminas) para cuando seamos viejos. Así iremos menos al médico porque no tendremos con qué pagar y nos moriremos antes, con lo que le ahorramos una pasta al estado.

Todo esto y lo que nos queda por tragar en los próximos 30 años, que pasarań muchas cosas. Por mi parte, cuando me canse de trabajar, si me veo con dos duros supongo que mataré a alguien. En la cárcel duermes bajo techo y comes gratis. Además hay tele y biblioteca. Y las celdas tienen mejor pinta que las habitaciones de muchas casas que fui a ver para alquilar por un dineral infame.

No hay comentarios:

Publicar un comentario