miércoles, 26 de enero de 2011

Chs, chs, que viene, que viene

El problema es que estoy condicionado.

Empieza y ya lo veo venir.

Pienso, me despisto, pierdo la conexión con el narrador y cuantas más palabras escucho más resuena mi cabeza el tic tac de la temible cuenta atrás.

No es mala leche, me sale natural, pero es que, joder, me pasa siempre.

Pues eso, que como tengo una risa difícil y por ende muy vinculada a la improvisación, a la sorpresa, a la ausencia de condición como premisa, pido por favor que NO ME CONTÉIS UN CHISTE, ya que sólo con saber que al final tengo que reirme se me capa la risa y no me sale, o sea, que no me hace gracia.

Como cuando entras a un váter con urinarios en batería a mear y de momento te encuentras solo, sacas la polla y justo cuando vas a soltar el chorro entra alguien y, por unos segundos, te despistas y tardas un ratillo en orinar, como pendiente de algo. Esos -apenas- segundos, conviértelos en TODA LA DURACIÓN DEL PUTO CHISTE y comprenderás mi sufrimiento.

De momento no me planteo volver

Sí, sí, muy bien. No, no me planteo volver, las condiciones que hay aquí son muy difíciles de igualar en España. LO TÍPICO, españoles por el mundo.

El huevo se me empezó a hinchar viendo a una pava patria en Atenas contando las bondades y el clasicismo pintoresco, atención, de los kioscos y de las terrazas de Grecia. Y no hablaba de kioscos musicales ni de terrazas referidas a formaciones del terreno para determinadas plantaciones, no, hablaba de los kioscos de periódicos y de las terrazas de los bares, tócate los cojones. Respecto a los kioscos aducía, además, que era muy típico que los kioscos cercanos a los ministerios poseyeran los impresos oficiales para presentar las correspondientes instancias… Lo mismo que los estancos españoles, TONTA, que te venden, por poner un ejemplo a bote pronto, papel timbrado o formatos para la declaración de la renta.

Pues nada, a través de la Gaviota eltrozo os saluda, para toda España, desde el País Zotal, chicos, muchachuelas, os invito a que vengáis. Tenéis que ver sus característicos y tradicionales bordillos de las aceras. Son como bloques que contienen y separan la acera -también muy típica de Zotal, que es un pavimento por en que caminan sólo los peatones- de la carretera, que es por donde circulan los vehículos y que también abunda muchísimo en Zotal. Estoy encantado en Zotal, se habla muchísimo inglés, idioma co-zotal. Me estoy pensando pedir la ciudadanía zoquete porque aquí a los extranjeros encantados de la vida como yo, nos subvencionan el aprendizaje del zurullo.

Pus, pussss, dos besos. Baaaaaaaaai, siyu leeeeeidaaaaa.

viernes, 21 de enero de 2011

Es MÍ derecho

No sé desde cuándo pasa, pero pasa que en este enrarecido mundo occidental el que tiene o se cree tener un derecho, por ridículo que sea, lo defiende a capa y espada. Supongo por ese vicio tan moderno de discutir hasta la muerte, de llevar la razón por pequeña que sea la parcela por la cual se argumenta.

Es la naturaleza del “donde pago, cago”, nunca mejor dicho. Me explico. Se suele tener la absurda sensación de que cuando se paga por algo, pongamos un ejemplo, el canon digital, se adquiere automáticamente el derecho de disponer a antojo todo el territorio que abarca el citado pago; se suele argumentar que ya que se paga el canon digital por adelantado, se desprende una impunidad moral para descargar lo que apetezca y cuanto apetezca. Es un mal ejemplo, sólo para entendernos.

Ahora, con la “ley antitabaco”, los antifumadores radicales, callados y sufridores hasta ahora, despliegan sus espadas argumentales con la ley bajo el brazo y sacan de cubierta a los pobres fumadores, atados de manos, por una tabla, hasta el borde, para que salten al mar y que mueran de hipotermia.

Yo ahora no fumo, y que los fumadores deban salir de los bares para fumar en realidad me beneficia, pero se acaba de dar el caso de un vecino de una zona de bares que, harto de ruidos y humos que se le colaban por su ventana y porque se creía en el –para él fundamental- “derecho” a estar en su casa con la ventana abierta (a pesar de era de noche y hacía bastante frío, pero su derecho es su derecho, coño), decidió defecar en un rebujo de papel y tirar su propia mierda por la ventana contra los violadores de su bienestar, los putos fumadores.

Tal como lo cuento. Este vecino tiró su propia mierda como arma arrojadiza, como los monos cuando les entra la locura en su jaula y deciden tirar sus cagayones contra la caterva de humanos que les observan desde fuera. Lo que viene siendo una involución hacia la imbecilidad.

Haciendo un pequeño esfuerzo me imagino a este necio personaje, todo carcomido por dentro porque le entra humo por su ventana, y él quiere abrirla a pesar de que no le resulta totalmente necesario, pero desea con todas sus fuerzas tener la posibilidad de abrirla sin que esos hijos de puta que soplan adrede su humo de tabaco contra su cara, porque no soplan hacia delante, no, soplan hacia arriba para joder. Lo dibujo con veneno en los ojos, aguantando su gana de cagar, dirigiéndose al baño y mascando su decisión, “cago en un papel y se lo tiro”, agachándose a plantar el mojón, observando su creación marrón, cogiendo su mierda sonriente caminando hacia la ventana y lanzándola con gusto al vacío y cerrando inmediatamente porque quedarse a ver si la mierda le da a alguien puede significar delatarse de inmediato, pero da igual, ya está hecho, lo que le supone una risilla maliciosa de niño travieso sin darse cuenta que lo que acaba de hacer es un acto tan abyecto que le coloca en el lugar del mono enjaulado.

viernes, 14 de enero de 2011

Saludo entre dos mineros

Ayer, por circunstancias de la vida, asistí al saludo -y certifico que ocurrió tal como lo cuento- entre dos mineros, uno de ellos jubilado. Reproduzco:

-¡Schssssssst! ¡Eeeeeeeeh! Taluego, ¿eh?
-¡Coño! No te veía.
-Mira qué barriga, desde que me jubilé estoy como dios.
-Los hijos de puta como tú reventáis por la barriga, vais hinchando hasta estallar.
-No, pues cara de hijo de puta, de hijo de puta hijo de la gran puta la que tienes tú, que no se te quita con el tiempo, no.
-Ntós, ¿qué tal?
-Como siempre, bien.
-Bueno, anda, taluego.
-Taluego.

jueves, 13 de enero de 2011

Bohemios

Hasta los cojones estoy de vosotros, pues. No me refiero a los de verdad, los que curran y callan, los que andan atravesados por teatros intentando transmitir sus sentimientos a cambio de dinero, esos que se pasan años sin aparecer en los medios.

Hablo de los bardemes, alexes de las iglesias, patakis, penélopes, paces vegas o bandérases. Tenéis montado un tingladillo muy bohemio, con toda vuestra parafernalia de ser seres a flor de piel. Habláis como con la miradilla perdida, un tanto idos, con esa pose estudiada de estar en las nubes como si acabaseis de venir de la escuela de Aristóteles: penetrados y adoctrinados. Muy agusto, oyes, con la mente llena de semen y el culo repleto de ideas.

Pues me dais puto asco. Os veo venir a la legua. No tenéis una mierda de talento. Y sois vosotros mismos los que os tiráis caca por encima hablando, pedazo de gilipollas, de vuestras relaciones con el star system que gustáis frecuentar, enterrando de un carpetazo una tradición interpretativa descomunal como la que llevan a sus espaldas los Sazatornil, Rabal, Landa, Ferrandis y un larguísimo etcétera de actores descomunales españoles a la que, a veces, gustáis citar sólo cuando os preguntan y ahí sí, ahí ponéis la mirada perdida pero esta vez ya no por bohemios sino por no tener ni puta idea de quiénes son esos actores.

Aparte. Estáis empeñados en cuadrar el círculo con el puto cine español. Que si necesita subvención, que si la gente debe ir más al cine, que si se deben emitir más películas españolas …, todo desde la perspectiva comparativa, es decir, enfrentando la industria cinematográfica española con la norteamericana, lo cual es de imbécil redomado, y os digo por qué.

Porque lo suyo es una industria, porque producen en serie, porque su tradición es centenaria, porque hacen buscando productividad, porque tienen al mundo adoctrinado, porque hacen películas que no son jamón de pata negra sino harina de trigo para que todos lo consumamos de forma masiva como idiotas. Y, claro, ganan dinero.

Lejos de desear lo mismo para el cine español, confieso que no existe solución. Hay auténticas obras de arte en nuestro cine que han pasado a la historia sin pena ni gloria, y muchas veces sin generar un duro de beneficio. Y me da igual porque creo que todo lo bueno ya está hecho. Así, vuestro futuro me la suda. ¿No lo habíais pensado? Tal vez vuestro supuesto arte sea improductivo económicamente, y no me alegro, todo lo contrario, me entristece; lo que da por el culo es que tratéis de ser rentables por cojones y aun peor, que tratéis de ser artistas por huevos, cuando lo cierto es que ni lo uno ni lo otro.

Haced memoria y recordad cuantos artistas consagrados de múltiples disciplinas murieron indigentes, desahuciados o sin reconocimiento alguno… Y vosotros no sois ni la mierda que ellos cagaban.

A ver si habéis visto al mismísimo Alfredo Landa contando, alguna vez, anecdotitas del pijo de “cuando J. Depp rozó mi codo”, “cené en el mismo restaurante que S. Stallone, y creo que incluso me miró” o “compro barritas saciantes en el mimo supermarket que uno de los doscientos criados de G. Lucas”.

LAMECULOS.

miércoles, 12 de enero de 2011

Esquilmando a los del babyboom

Soy de esa generación nacida en los '70, esa generación maldita que nos toca comernos todas las mierdas. Pasamos la infancia con el paro y los yonkis de los '80, en plena reconversión industrial. Reconversión todo sea dicho de paso que a Asturias no llegó. Directamente se dedicaron a cerrar minas y a echar gente de la siderurgia, mientras que por otra parte, desde la entrada en la Unión Europea las pequeñas explotaciones ganaderas se fueron a tomar pol culo también. Con esto Asturias pasó de ser un país próspero a ser la puta almorrana de España, sin presente ni futuro tratando de vender turismo con el cielo nublado y el agua del Cantábrico congelada en el país del sol, la playa y el chiringuito del asco.

Bien, sigo, que se me va la olla. En esos años '80, nuestra vida en la EGB transcurría en aulas masificadas de casi 40 personas, y al pasar al BUP más o menos lo mismo. Supongo que en la maldita FP pasaría igual. En la universidad ya era para flipar: aulas como gradas de un estadio. Pero bueno, era lo normal, masificación.

A muchos de nosotros ya no nos tocó hacer la mili, entre prórrogas, objetores y el fin del servicio obligatorio nos acabamos escaqueando, pero probablemente se hizo porque no debíamos caber todos en los cuarteles.

El acceso a finales de los '90 al mercado laboral se puede calificar casi de traumático. Nosotros estudiamos, porque nuestros padres nos dijeron que lo hiciéramos. En sus tiempos tener una carrera era garantía de tener un buen trabajo y un buen sueldo. Claro, eso pasa cuando hay pocos titulados universitarios. Pero en nuestro caso éramos legión, los titulados y los no titulados, con lo que empezaron a vender la moto con hacer másters, aprender 17 idiomas, hacer otra carrera más, etc. Al final volvía a ser como siempre, el que podía pagarse todo eso, tendría trabajo y un buen sueldo, los del montón a darse de hostias por una puta mierda de sueldo. En el caso de trabajos no cualificados quizás peor aún porque competían la masa sin estudios con la masa con estudios pero que no encontraba trabajo "de lo suyo". El resultado: la pérdida de poder adquisitivo de unos y otros. No es normal que cobre lo mismo un diplomado universitario que un barrendero o un peón de la construcción. Pero llegó el caso que el universitario se tenía que poner a barrer calles y resultaba normal ganar más en este tipo de trabajos.

Por fin vino la estafa de la vivienda. Con esa pérdida de poder adquisitivo llegó una incomprensible subida brutal del precio de la vivienda. ¿Incomprensible? No. Era legión la gente que se estaba emancipando siguiendo los consejos de comprar piso de sus progenitores, pero sin darse cuenta que ahora las casas costaban 200 sueldos mensuales íntegros y no 30. Pero daba igual, hay que comprar piso por cojones, cueste lo que cueste, irse de vacaciones al caribe y comprarse un BMW, que somos clase media. A estos se les juntaron los que tenían pasta y vieron el chollo de comprar y vender pisos. Y se forraron a costa de los de los 200 sueldos.

Bueno, pues nuestra masificada vida continúa. Ahora llega el tema de la jubilación. Todos esos que no cabíamos en clase llegará un momento que nos jubilaremos. Da igual que bastantes mueran prematuramente por algún tipo de patología derivada del abuso de la cocaína, todavía se jubilarán demasiados. ¿Y qué hacer con ellos? Fácil: retrasar la jubilación y pagarles menos. Eso es lo que nos espera: Trabajar hasta que la palmemos, y si tenemos la suerte de jubilarnos antes de morir, nos darán un puto cuenco de arroz diario, por aquello de no morirnos. Tranquilos, que también llegará ese mítico copago sanitario (que es mentira, no es copago, es pagar dos veces, se paga con lo que nos descuentan mes a mes de las nóminas) para cuando seamos viejos. Así iremos menos al médico porque no tendremos con qué pagar y nos moriremos antes, con lo que le ahorramos una pasta al estado.

Todo esto y lo que nos queda por tragar en los próximos 30 años, que pasarań muchas cosas. Por mi parte, cuando me canse de trabajar, si me veo con dos duros supongo que mataré a alguien. En la cárcel duermes bajo techo y comes gratis. Además hay tele y biblioteca. Y las celdas tienen mejor pinta que las habitaciones de muchas casas que fui a ver para alquilar por un dineral infame.

lunes, 10 de enero de 2011

Esquiva la burbuja (tecnócrata II)

Ya se habla del tema en las plataformas habituales. Se trata de la extensión de la burbuja económica al exceso de especialización. Veamos qué es ésto.

Independientemente de si las burbujas -recordemos: tecnológica, hipotecaria, inmobiliaria, económica, áurea, de deuda soberana- son provocadas, son consecuencia de una perspectiva de crecimiento errónea o son cíclicas y endémicas del sistema, es decir, prescindiendo de su origen y evolución, en la actualidad venimos utilizando el término burbuja para identificar un exceso de valor o de oferta, es decir, una sobrevaloración cualitativa o una demasía de un producto frente a la capacidad de pago del potencial cliente o frente al límite de absorción del sistema -número de clientes- de ese determinado producto.

Ahora resulta que el Primer Mundo tal vez tenga un exceso de potencial mano de obra formada, o sea, que puede que el mundo, o el sistema económico que provee al mundo su forma económica sea incapaz de absorber tantísimo servicio ultraespecializado.

Piénsalo. Fíjate en la cantidad de competencia que tienes. Prescinde de tus contactos, de tu mano izquierda para tratar con Don Gregorio, del buen rollo que tienes con Márquez, el responsable de Compras, olvídate de tu amistad personal con Gutiérrez, el Director de Empresa Amiga, que estudió contigo. Medita sobre si alguien muchísimo menos preparado que tú, con un breve cursillo bien enfocado hacia la consecución del producto terminado, podría hacer tu trabajo. Tal vez no tan bien como tú, al principio, o puede que sin la tanta capacidad para resolver situaciones imprevistas fuera de la imaginaria cadena de montaje... Pero básicamente la respuesta es sí: podrías ser sustituido, por complicada que parezca tu labor, por alguien de menor formación más una instrucción precisa.

Así que tal vez el río suene. Quizás exista un exceso de gente como tú. Qué hostias, si lo que sobra es gente. De momento vas librando, pero la semilla de la duda ya está en el aire, con la primavera a la vuelta de la esquina. Si es que ahora nadie está libre de caer, lo pone en todos los periódicos, sale por la tele, la crisis es global, ¿por qué no te ha de afectar? Seguro que en una realidad paralela hay un indio, un chino o un croata que sabe hacer tanto como tú y además habla varios idiomas más que tú y en la actualidad está cobrando la quinta parte que tú.

Y ese indio, chino o croata ya está picando a la puerta... Qué hijo de puta, ¿eh? Toc, toc.


Enhorabuena, chaval, ya estás totalmente inducido. Han hecho un buen trabajo, la burbuja te ha tragado.