miércoles, 4 de mayo de 2005

Un Sabado Extraño

Queridos compañeros y educadores varios.

Sábado 3:30 de la mañana, a escasos cuatro días del abandono de mí puesto aquí en el álamo de santa marina.

La evidencia de la ausencia de rutina, no acaba de dejar de asombrarme. Una llamada a las dos de la mañana consigue ponerme a limpiar la cocina y el cuadro de la santina a tan impertinentes horas. Mi madre nunca deberá de conocer tal suceso.

Entre las sombras de un water con evidente olor a pis de menos, y a través de un ventanuco, observo incrédulo como una joven gacela galopa rumbo a la fuga a través de una carretera iluminada pero vacía.

El silencio de la casa contrasta con las carcajadas que resuenan en mi bóveda craneal.

El octavo café aumenta la sensibilidad de mis dilatadas pupilas, mas me doy cuenta de que la polución de mis óculos vidriosos, me impiden atisbar más allá de ese moco viscoso y adherente.

Por un momento me planteo mis hábitos higiénicos como conjunto y/o como circunstancia. Es el moco el sujeto u el objeto directo.

Lo siento, pero me has conocido en un momento extraño de mi vida.

Mas allá de las barreras que me impiden ver, sugestiono la idea del vació irreparable que las familias desestructuradas aportan a la sociedad.

Me replanteo todas mis teorías espirituales, para hacerle un hueco a la mujer nacionalsocialista cristiana apostólica romana, como pilar y sustento básico de una sociedad acobardada por la idea de dios y del infierno, pero donante de un sacrificio conmovedor por la prosperidad de sus bastiones filiales.

Si queridos educadores, plantearnos el retorno a la edad feudal como garantía de una funcionalidad mayor para los menores desamparados de nuestra generación. Incongruente por completo.

Tras estos pensamientos que sacuden mi asombrada cabeza, noto de nuevo el silencio y el olor producido por las miles de noches de litros de aceite quemado que empañan las paredes con un mugriento color salmón noruego.

Divagar es en efecto, un ejercicio relajado aquí en santa marina. La asociación de ideas absurdas basadas en mi libre pensamiento madurado al amparo de miles de horas de televisión y tertulias animadas por el humo de Maria, me recuerdan que no soy más que un subproducto esteriotipado de jipi venido a menos. Podríais encontrarme al módico precio de tres euros en un cajón de ofertas de cualquier gasolinera barata. Si al menos el fary estuviera a mi lado, parecería más guapo.

Al mirar en frente, veo ese cuadro de difícil de Dalí, sobre la última cena… Es evocador, tranquilizador, y me ofrece una visión de un horizonte dominado por un hombre sin cabeza en el marco de la nave enterprise. Por un momento me pregunto por mis hábitos higiénicos.

Es bonito disfrutar del presente, admirando el pasado y no siendo temeroso con el futuro. Es hermoso creerse dueño de tus actos y dominador de tus sentidos. Es curioso sentirse dentro de la vorágine de la ausencia de rutina de santa marina, como una autoridad respetable y responsable del futuro de este entorno, de la complicidad de estos seres, del silencio que podría romperse con el grito aterrador del miedo de aquellos a los que creemos proteger.

De vez en cuando miedo y soledad nos apesadumbran, nos atenazan entre estos muros, nos angustian ante la posibilidad de sentirnos incapaces, de sentirnos indefensos, de vernos atrapados en una telaraña de confusión.

Desgraciadamente no hay respuestas fáciles, ni formulas mágicas que alejen de nosotros esas nubes oscuras.

¿Conseguirás ver una luz al fondo?

Así pues cuando ya pensaba concluir este cúmulo de absurdos con bellas palabras de animo y prósperos deseos para todos ustedes mis queridos lectores, la partición estelar de radio taxi principado con un menor alcoholizado y un conductor comprensivo me recuerdan que la concepción del tiempo, el orden y el estado de las cosas encuentran aquí, en este hermoso lugar de Asturias, el caldo de cultivo ideal para la metamorfosis, y mutación de tan innumerable cúmulo de aspectos que ni los científicos más avanzados en los campos filosóficos mas extensos podrían atribuir a ninguna circunstancia más allá de lo que yo llamo la “lógica del absurdo”

“La lógica del absurdo” es un sistema muy sencillo por lo que todo aquello que alcanzas a comprender, se sitúa fuera de el, y todo aquello que destruye tus pilares básicos de pensamiento se incluye dentro.

Por desgracia, ni el interior ni el exterior de la lógica del absurdo es sistematizable, o transformable en una ecuación simple del tipo x = lógica/ absurdo

El silencio retorna a santa marina, y ya no doy importancia a mis hábitos higiénicos.

Todos esas sombras miedos y frustraciones que me llevan a abandonar, a rendirme ante esta supuesta incapacidad y a entregarme a la autocrítica mas feroz, sucumben ante la evidencia que demuestra este relato, de que hay un antes y un después de mi vida tras el paso por santa marina.

Las vivencias dejan paso a una cantidad ingente de progreso en el sempiterno proceso de la madurez personal.Hay una huella profunda, un contingente de sensaciones esperando la oportunidad de ser filtrados y transformados en energía positiva, en valor y vitalidad.

He sentido miedo de esta transformación, no he querido romper el vinculo que me une a ese adolescente tardío que no era mucho mas allá de hace un par de años. No he asumido el reto de encontrar en mí la responsabilidad y sentido común que requiere ese futuro autosuficiente que sigo viendo tan lejos y que vosotros me mostráis tan cerca.

Envidio tanto vuestra independencia como me aterroriza la mía propia, y entre tanto el segundero sigue corriendo sin preguntarme.

Releyendo observo una y otra vez, como me entrego ante la autocrítica. Nunca podré de librarme de ese juez que llevo dentro de mi que no deja de dictaminarme sentencias condenatorias a esa víctima que llevo dentro y que es incapaz de asumir su responsabilidad, gimoteando ante lo que ella cree una injusticia, ante la que se halla indefensa.

Esa victima interior se aferra a su ética y a su modo de entender la vida creedora de que la lucha por esa utopía, sea entendida por su propia idea de dios, que al fin y al cabo esta por encima de las leyes y jerarquías que dictamina el juez.

La victima ese adolescente utópico que no quiere rendirse ante nada. El juez, esa mezcla de sensatez y pautas de comportamiento, trabas a la libertad desbocada del adolescente, marcos jurídicos de leyes insostenibles ante la lógica utópica del jipi que no quiero dejar de ser. El juez es poliforme, pero la victima siempre tiene mi cara.

Santa marina, en ese lugar donde las mutaciones ocurren, mi cara tiene forma de juez, mis actos han de obedecer a unas reglas.

La víctima ya no tiene mi cara, tiene la cara de Tony o la sonrisa manchada y espontánea de Pisa. Tiene cara de adolescente victima, incapaz de intuir en el futuro, incapaz de asimilar las barreras que le son impuestas, incapaz de sentir el poder que le ayude a librarse de las mismas cadenas que un juez con calva y perilla dictamina a golpe de improvisación.