domingo, 12 de junio de 2011

Yo para ser feliz


Había por ahí una canción rockabilly que rezaba "yo para ser feliz quiero un camión". Pues mira, yo me conformo con un Land Rover. Pero no estas mierdas de plástico con climatizador, asientos de piel y reproductor de mp3, no. Uno de los de verdad, de los de toda la puta vida. Sencillos y duros. De esos que pasan por encima a cualquier Hummer de mierda.

¿Y por qué ese capricho ahora con el Land Rover? Muy simple. Para ponerme un disfraz de Gandalf cuando salgo a las autovías y autopistas madrileñas y gritar a los cuatro vientos ¡NO PASARÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁS! a esos soplapollas con coches de 50.000 euros que se te cuelan en las rotondas y te obligan a frenar, que no miran por los espejos cuando se incorporan a las autovías, que en las salidas no guardan cola y se cuelan metiendo el morro de forma agresiva. Mi coche actual tiene pocos años, y quiero que me dure hasta que se agote el petróleo, así que no es plan destrozarlo contra un Mercedes 4x4 que ni se va a enterar. Pero con un Land Rover... Ahí la cosa cambia, y mucho. Además de joder flamanes coches de lujo, también jodería carísimas pólizas de seguro, mientras que mi poderoso e indestructible Land Rover ni se enteraría. Quiero un puto Land Rover.

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