sábado, 14 de mayo de 2011

No, no, un mapa no

Me encuentro inmerso en el estudio de la geografía regional del mundo. Se denomina regional porque considera factores socioeconómicos e históricos para el estudio de una zona, de forma que varios países pueden pertenecer a una región común -por ejemplo, Latinoamérica se estudia como un bloque-, que se estudia desde una perspectiva de área con muchos factores compartidos.

Es mi primer año así que abordo el asunto con ilusión. Además estos estudios no me van a sacar de pobre y están totalmente desenfocados en cuanto a la realización de una actividad productiva, por lo que puedo decir que estudio porque me sale de los cojones, sin ningún objetivo más que la autosatisfacción. Ay, pobre inocente, siempre hay alguien...

Por desgracia la educación a distancia no fomenta el compañerismo físico, tal vez sí el virtual. Por eso mis compañeros de clase, con los que coincido apenas unos minutos a la semana, son, de momento, desconocidos para mí. Pero entre ellos hay un tipo en el que me vengo fijando por su actitud reivindicativa. No, perdón, confundo el término, sería más bien actitud protestona. Porque todo lo que vitupera lo hace ante la persona equivocada, el tutor de la asignatura, que no pincha ni corta en la estructura de la asignatura, sólo imparte lo que "desde Madrid" le mandan.

Ya lo vi protestar por todo. La evaluación continua no es justa, el horario no es bueno, el aula es pequeña, el temario es demasiado extenso, etc. Y además practica esa arraigada costumbre íbera de maricón el último, que se trata de no guardar orden alguno. Cuando el aula se abre, aunque haya llegado el último, se espeta de los primeros.

Pero lo más gordo fue hablando, entre todos, del contenido del futuro examen. Poseemos una guía de estudio que nos orienta en esas lides, pero nos decidimos a comentar el asunto con el profesor. Yo, pobre desgraciado, ante la premisa de que las prácticas puntuables para la evaluación continua que realizamos contienen mapas y que la asignatura trata sobre GEOGRAFÍA, osé decir en voz alta "hombre, supongo que caerá UN MAPA"...

"No, no, un mapa no. TENGO YO AQUÍ la guía de estudio y un mapa no. Son cinco preguntas cortas a elegir entre seis, pero un mapa no", me cascó zafiamente. Debió quedárseme cara de Kobra Khan porque una mujer que apenas conozco me dijo en tono conciliador y en voz queda "sí, es que él tiene la guía de estudio", y el comportamiento de los demás fue de asentimiento tácito, como si fuera el portador de las Sagradas Escrituras que sólo Él pudiera interpretar. La verdad es que no pude más que callarme, desbordado ante el peso argumental del resto del grupo.

Hoy, más de un mes después, tengo ahora y ante mí la guía de estudio, que en su momento leí por encima pero que hoy, ante la cercanía del examen y bajo la recomendación de todo estudiante y profesor, estoy leyendo despacio porque contiene claves para sintetizar la asignatura. Transcribo: Consideramos interesante que [...] los estudiantes realicen ensayos de una prueba presencial [...] teniendo en cuenta que en estas pruebas entra el contenido de todos los temas del programa y de los MAPAS temáticos del Atlas.

Y es que hoy, muchachuelos, escribo estos párrafos para cagarme en la puta que parió al montón de hijos de la gran puta como el que describo que pueblan nuestra amada Península. Gracias a ellos, entre otros, la península se está convirtiendo en una pene-ínsula, donde el que saque la polla más rápido es el que gana. No hay más que observalo en las tertulias necias a cualquier hora por televisión, el que más grite o diga la chorrada más desfasada es el que se lleva los aplausos, y esto se traslada a la política, convertida en auténtico circo demagógico. Lo peligroso es pensar que la política no nos afecta. Aunque no queramos, sí nos afecta. Con su poder tentacular se nos introduce en el subconsciente hasta que una pequeña rama nos toca la neurona de forma que en una pequeña parcela humana, como lo es un foro de discusión, algunos hijos de puta contestan con ladridos a propuestas correctas demostradas a posteriori.

Pido perdón también a través de estas líneas por haber tenido la inconsciente audacia de llegar a pensar que en un examen de geografía podría caer un mapa.

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