No me parece caro

Me encontraba cuidando de mi prole hacinado en un parque al uso, en uno de esos templos de la treintañez. Es un sitio que frecuento porque me corresponde, siendo treintañero avanzado es lo que me toca. Pero eso no significa que me guste, y de hecho no me gusta, pero la educación de quien me sucederá es importante y debo de estar donde me corresponde.

Hay otros como yo, no todo es ropa gris, conversaciones laborales y quejas sobre el clima. De hecho hay quien lleva a su hija al parque y se planta de pie como Terminator, gafas de sol calzadas y auriculares a toda caña para no escuchar al entorno. Quizás yo acabe igual. Viendo lo visto es muy probable.

A mi lado, una abuela habla por teléfono:

-Sí, bueno, yo de momento no, pero me interesa para un futuro. Sí, el precio, sí.

Cuelga y se dirige a la madre:

-¿Sabes cuánto? El piso ese, un ático, tres habitaciones, muy bien.
-¿Cuánto?
-Cuatrocientos cuarenta mil euros.
-¡Cuatrocientos cuarenta! ¡Están locos, cuatrocientos cuarenta millones!
-Cuatrocientos cuarenta millones, como lo oyes... Eeeeh, ¡no, no! Cuatrocientos cuarenta mil EUROS.
-Ah..., ¡Ah!, ¿ves? Cuatrocientos cuarenta mil, no me parece caro.
-Pero, ¿cuánto son cuatrocientos cuarenta mil?
-No sé pero no es caro.

La cuñada entra en la conversación por la puerta grande.

-Son casi treinta millones.
-¡Coño, entonces está muy bien! No, espera, son más de treinta millones. Espera que voy por la calculadora. A ver, cuatroz..., cuatro, cuatro, dios, me refleja la pantalla y no veo nada.

Entonces entré yo.

-Setenta y cinco millones.
-Aaaaah, mira, este chaval lo sabe.
-Bueno, setenta y cinco millones, NO ME PARECE CARO. Están pidiendo por estos piso de aquí enfrente ochenta millones, así que es barato.



Hasta siempre, Comandante.