miércoles, 6 de octubre de 2010

Por favor, que alguien me mate

El otro día después de resintonizar el TDT para ver que puta mierda de canales nuevos habían puesto, encontré un canal de basura que se hacía llamar MTV. Me encontré con algo a lo que no daba crédito. Una canción que bien podría ser la banda sonora de alguna serie infantil de no ser porque las voces eran excesivamente ñoñas e infantiloides (además de patéticas en general) y estaban haciendo como que apaleaban hasta la muerte a un tío lamentablemente vestido de oso panda. Lo hubiera atribuido sin dudarlo a los de la hora chanante, pero no vi a ninguno de los habituales en el vídeo.

Hoy, para mi sorpresa, cerraban con el mismo vídeo no sé qué programa de la 2. Veo muy poco la tele y ya lo he visto dos veces. No me quiero imaginar el coñazo que deben estar dando.

Hay que joderse. Será por grupos infinitamente mejores que estos que no se comerán ni un mojón. Todavía no salgo de mi asombro.

Aquí os dejo el vídeo para que vomitéis vosotros mismos. En estos casos el linchamiento debería estar justificado.

viernes, 1 de octubre de 2010

Prohibido comer mierda II

Los vecinos de la calle del Rabo se han reunido en manifestación para cortar la avenida para protestar por el próximo cambio de sentido en la circulación vial.

Al norte, en la conjunción de la calle Pirula y la avenida -zona donde apenas se dirigían los coches- un guardia regula el paso de coches y peatones. Paso cerca y me quedo mirando a un viejo de doscientos mil años que no tiene otra cosa que hacer que aburrir al guardia con sentencias como ¡es una vergüenza!, ¡VERGÜENZA, VERGÜENZA! o ¿no os da vergüenza?, señalando al agente de tráfico que mira al dinosaurio con displicencia sin emitir sonido.

Entro en el bar, tomo un café, hablo con los dueños, me tomo mi tiempo. Salgo y al llegar al punto conflictivo la situación ha evolucionado tal como cualquiera podría predecir: el policía, a voces exabruptos, le está echando una bronca de la virgen al viejo. Paso al lado de ambos y puedo escuchar ¡métase pa la acera de una puta vez y deje ya de dar la vara!, viendo seguidamente marchar al vejestorio con la cara colorada y rezongando frases como vaya que si voy a protestar, vaya que sí.

Continúo caminando sonriente pensando en teatro, antropología, vida y espectáculo gratuito en general. El viejo y el guardia me han alegrado la mañana. La calle hoy no me parece un pasillo cualquiera de un aeropuerto.