viernes, 2 de julio de 2010

Su talante dialogante

Acaba de morir Félix Pons. No me parece un hecho alegre ni triste, aclarando que no deja de ser el fallecimiento de un ser humano y desde el punto de vista de la corrección moral imperante podemos considerar el asunto como penoso.

Este hombre era el moderador del gallinero parlamentario español. Los medios de comunicación publican o emiten las declaraciones evocadoras de la vida de Pons de las gallinas políticas que compartieron corral con este hombre, todas en tono de condolencia y marco de correcto compungido gesto.

Las gallinas, en general, destacan su capacidad moderadora, su dedicación a su profesión, su rectitud, su inteligencia y -en boca de la pita Llamazares- su talante dialogante.

Independientemente de que Pons haya sido bueno o malo, si una persona de un entorno muere, alguien debería tener los cojones de decir que fue feliz, que intentó ser feliz, que luchó por llevar la vida que le gustaba o que fue un auténtico hijo de puta, lo que sea pero algo que recuerde que fue humano, que tuvo sangre y estuvo por aquí, entre los vivos.

A ver quién, así en vida y en frío, quiere ser recordado por su talante dialogante. Es casi como grabar un epitafio que rece "VISTIÓ POLOS DE MANGA LARGA".

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