martes, 10 de noviembre de 2009

En tolos sitios cuecen fabes

O lo que es lo mismo "en todas partes cuecen habas", dicho con el que nos referimos a un lugar donde observamos un comportamiento repetido y usual.

Tengo una hija de dos meses y como padre primerizo vivo asustado por cualquier atisbo de enfermedad que pueda afectar a Alejandra -así se llama la niña-.

Alejandra tiene una mancha en la lengua. Mi cuñada me dijo que podría ser un hongo o simplemente un tinte debido a la leche que toma como cuando comes regaliz y te queda la lengua negra, en cualquier caso un problema menor, una bobada.

Entro en una farmacia a preguntar y la empleada me dice que me fije si el tinte está sólo en la lengua, en cuyo caso debo despreocuparme, o si el tinte está por toda la boca, donde debo acudir al médico porque parecería un hongo. Pero según me está diciendo ésto de la trastienda aparece su jefe, con rictus y actitud de clásico jefe y sin dudar rompe la palabra de la empleada y la aparta de la escena con el desparpajo de quien acostumbra a que lo escuchen por cojones y me canta que debo acudir al médico (pediatra) de inmediato, que no lo deje pasar porque eso puede generar problemas gástricos. Me puso en lo peor y se lo agradezco mucho ya que soy padre primerizo y vivo con el radar puesto al tope de sensibilidad, fijaos si se lo agradezco que mi próxima cagada líquida verde de sidra y figos pasos se la dedico a este farmacéutico.

Llamo a casa nervioso, comento la jugada y mi novia me dice que me despreocupe porque ha llamado al centro de salud donde trabaja una amiga de la familia y le ha aseverado que a menos que Alejandra tenga la boca teñida entera su mancha en la lengua se debe a su alimentación, el efecto regaliz antes descrito.

Y aquí tenemos de nuevo un ejemplo de cómo se ningunea a alguien con cierto talento, la empleada de la farmacia, cuyo diagnóstico coincide con el de una auténtica pediatra: mientras me tranquiliza con tono normal y acertado es pisoteada por el obeso moral de su jefe que presumo dueño y señor de las vastas extensiones de divisiones de pladur que alcanzan a ver mis ojos dentro de la puta farmacia. Mamón.

Mierda pa las jerarquías.

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