lunes, 17 de noviembre de 2008

Fiestas navideñas empresariales

Españoles, en estas fechas tan señaladas, la reina y yo...
Bueno, eso que por estas fechas empiezan a organizarse las fiestas empresariales, bien cenas, bien barras libres o todo junto. En caso de que tengáis alguna, en especial si hay barra libre, os dejo aquí una serie de recomendaciones que os harán triunfar en el mundo trepa-empresarial:
  1. Normalmente suelen ser de viernes o sábado. Durante toda esa semana no te duches ni te afeites, ni te cortes las uñas y mantén la misma ropa (la interior también). Compórtate como si no conocieras el concepto higiene.
  2. El día de la fiesta en cuestión procura llegar ya cocido al sarao. Pásate por alguna tasca a beber vino barato como un cosaco. Te ayudará con el punto 5.
  3. Cuando llegues al sarao vete directamente a la barra sin saludar a nadie, pide lo más caro e indícale amablemente al camarero/a que deje la botella. Si no puede ser posible que deje la botella, pídele que tu vaso no se vacíe nunca.
  4. Bebe a un ritmo infernal, no decaigas, aunque llegues a caerte al suelo (de hecho es recomendable caerse y romper algo). Píllate una mierda espectacular.
  5. Cuando más jodido estés acércate a algún pez gordo de la empresa con el copazo en la mano, rodéalo con el hombro, hazle saber lo cojonuda que es la fiesta y lo rico que está el güisqui (o lo que estés bebiendo) y mientras estás hablando vomítale encima.
  6. En caso de que vayan las parejas de los jefazos, en el punto anterior sustituir "algún pez gordo" por "la esposa/novia/querida de algún pez gordo". Añadir a la conversación lo buen jefe que es su esposo.
  7. Una gran culminación de la fiesta sería desmayarse, pero eso ya sólo si eres un auténtico profesional.
  8. Al siguiente día laborable vete a ver a tu jefe, si aún estás de resaca mucho mejor, y pídele un aumento de sueldo de mínimo el 40%.
Si has seguido todos los puntos al pie de la letra, tu jefe pensará que eres un puto psicópata y no sólo no se atreverá a despedirte por lo que le puedas hacer, sino que te concederá todo lo que pidas.

¡Hala, a triunfar!

4 comentarios:

  1. Recuerdo una cena navideña de una empresa en la que ingresé un mes de octubre. Era de vox populi que la empresa era en buena parte propiedad de la Iglesia y la paranoia reinaba en mis nuevos compañeros respecto al comportamiento adecuado a seguir en la citada cena. Se rumoreaba que tradicionalmente quienes en el evento se portaban mal -bebían en exceso, vociferaban, se sobrepasaban en confianzas- eran despedidos pocas semanas después.
    Fui a priori precavidísimo, comedido y correcto porque para más inri me tocó en una mesa cercana a la de mis jefes..., hasta que el alcohol tocó mis labios. Mi cambio de comportamiento fue descomunal -más bien afloró mi verdadera personalidad- e hice involuntaria y espontáneamente todo lo contrario a las recomendaciones previas: bebí como un cerdo, di voces, subí al escenario de la orquesta a hablar por el micrófono, por supuesto perdí la verticalidad en repetidas ocasiones, oriné en sitios no acondicionados para ello, organicé quedadas varias para después de la cena en las que ni aparecí y bajé resbalando por el pasamanos de una escalera delante de mis jefes.
    Recuerdo los días posteriores como infaustos porque muchos de mis compañeros me retiraron la palabra -desconozco si por miedo a represalias por ser afín a un alborotador o porque existe una probabilidad muy alta de que en la cena les haya insultado- y los que no lo hicieron me aseguraban que yo la había armado "de pánico", hasta pocas semanas después que abandoné la empresa por propia voluntad para cambiar de trabajo.
    No pasó mucho tiempo hasta que me encontré con un excompañero quien me contó que la dirección de la empresa había hecho una batida de despidos numerosa. Todos los afectados se habían portado correctamente en la cena navideña y entre ellos, unos cuantos figuraban en la particular lista de los que se habían distanciado voluntariamente de mi.
    La empresa no despedía a nadie por su comportamiento: se trataba sólo una coincidencia de fechas entre la navidad y el balance empresarial, donde normalmente se deshacían de muchos trabajadores para ahorrar costes durante el invierno -época de poca producción-.
    Moraleja: a día de hoy empresa y algunos compañeros me siguen pareciendo unos hijos de puta.
    Post data: a día de hoy sigo manteniendo un saludo cordial cuando me encuentro con mi antiguo jefe de la citada empresa.

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  2. Dios qué grande yes, pero que grande

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  3. Putas comidas de empresa...!
    Son un peligro, un verdadero peligro.
    Más que nada porque puede uno decir muchas cosas que normalmente se calla.

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  4. Randy, quizás lo que dices sea una ventaja para liberarte de ese curro que odias XD

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