jueves, 30 de octubre de 2008

Órdagos

En el juego del mus un órdago (del vasco or dago, ahí está) es un envite fuerte al resto de juegos que le resten al turno, una especie de apuesta dura basada casi únicamente en la fe.
Desde hace años vengo desarrollando la afición a observar el comportamiento del ser humano sobre todo en su faceta idiota, donde nos relajamos y rayando la auténtica subnormalidad voluntaria soltamos por la boca la parida más necia que podamos imaginar.
Animaladas varias, especialmente las de naturaleza ostentosa y económica, son mis predilectas y las suelo llamar órdagos. A continuación cito tres, auténticos y verídicos, dignos de ladrillazo en la boca:
-En un bar, el clásico yuppi muerto de hambre, móvil en ristre y dando buenas voces para que la parroquia le oiga: "Sí, sí, hoooombre ¿cómo no vamos a aprovechar? No, no, mira, haz lo que te digo: COMPRA LOS MIL ORDENADORES".
-Por la calle, en lugar concurrido, típico enano corbatas con su móvil en la oreja: "Pues estaremos hablando, qué se yo, aproximadamente de CUATROCIENTOS MILLONES DE EUROS".
-En el curro, un compañero -al que disculpo porque la anécdota no es suya- hablando de una amiga que trabaja en Londres en un McDonalds: "Fue pa allá a trabajar de lo que pintara, entró pa servir hamburgesas, escaló, escaló, escaló y ahora es gerente, cobrando OCHOCIENTAS MIL PESETAS AL MES".
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Me cagon la virgeeeeeen... Vamos a centrarnooooos...
¿Qué cojones mil ordenadores? Si fuera verdad dirías "cómpralos", ¡porque el objeto directo de la frase sería conocido por ambos interlocutores zoquete!
Y el otro que cuatrocientos millones de euros, con tono cordial y como quien cuenta lo que le costó un empaste como dando a entender que tenía en sus manos una operación del calibre de más de la mitad de la ayuda estatal norteamericana a los bancos: hay que ser gilipollas.
El último no deja de ser grave: elevar el mito de los sueldos londinenses hasta el baremo de un consejero de Estado, y para rizar el rizo en el paradigma del trabajo basura.

A ver, zagalada: si vais a exagerar controlad un poco las cantidades, que luego os emocionáis hablando de longitudes de polla y termináis saltando a la comba con ellas.

1 comentario:

  1. Joder, la mitad de la ayuda a la banca americana no son cuatrocientos millones sino cuatrocientos mil millones.
    ¿Véis, ordaguistas? Es lo que tiene exagerar, ¡juas!

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