Nos encontramos en pleno follón olímpico en China, un país al que se le critica por todos los sitios, que si el Tíbet, que si los derechos humanos, que si las libertades. Vale, estoy de acuerdo. Bueno, quizás no tanto con lo del Tíbet, porque en este país se defiende y se reconoce la independencia de cualquiera, pero a los que quieren la independencia aquí se les llama de todo menos guapos.
Bueno, la cuestión es que ni dios le tose a China y está claro por qué... poderoso don dinero. Es un país sobre el papel tan comunista como Cuba o Corea del Norte, aunque en la realidad es tan comunista como Esperanza Aguirre. Desde casa todo el mundo que si China esto que si China lo otro, pero primero les dan unas olimpiadas, y después el palco lleno de dirigentes de todo el mundo riéndole las gracias al presidente chino, familia real española incluida, que no se pierden una gracias a los implacables descuentos mensuales de nuestras tristes nóminas. Y por supuesto ni un solo boicot, no como las de Moscú de 1980.
Puta hipocresía ¿por qué no hacer un bloqueo a China como se le hace a Cuba o a otros países? Está claro, la economía del mundo depende en buena parte de China. Allí se fabrica una cantidad importante de todo lo que consumimos con una mano de obra muy barata y que todos compramos como locos. De no ser así las cosas se encarecerían mucho, compraríamos menos y bla, bla, bla (algún día estudiaré economía un poco en serio). Hay que tenerlos contentos.
Bueno, disfrutad de las olimpiadas que ya sabéis que lo importante es
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