martes, 26 de septiembre de 2006

Lavaplatos ¿Ángel o demonio?

Ángel, claramente. ¿O no? Bien, aunque parezca increíble, para mucha gente parece no ser así. Hace un tiempo en uno de mis mierdatrabajos con horario abusivo y rácano sueldo, uno de los artículos que se ofrecían a los incautos que osaban cruzar la puerta del establecimiento eran precisamente lavaplatos (o lavavajillas, según gustos). Ya por aquel entonces descubrí para mi desconcierto que había personas que NO querían tener lavaplatos o que lo tenían muerto de risa en casa. Yo no daba crédito a sus palabras. Según mis (ahora descubro que inexpertas) elucubraciones, sólo podía haber dos razones para no tener uno en casa: No tener dinero para comprarlo o no tener sitio, siendo la primera de mayor peso que la segunda, porque yo creía no tener sitio, pero lo hice, vaya que si lo hice. Bien, amados lectores, os preguntaréis qué oscuros motivos pueden llevar a una persona a tener un flamante lavaplatos en casa y no hacer uso de él. La respuesta es muy sencilla, simplemente me decían que no quedan las cosas igual de limpias. Ante este tipo de respuesta, mis ojos se abrían como platos. No daba crédito a lo que oía. Claro, hay que comprender que mi interlocutora era una señora de más de 50 acostumbrada a fregar y que, corríjanme si me equivoco, hasta le gustaba. Como a muchas señoras de esa edad. Incluso mi santa madre. Pero ella hace buen uso del electrodoméstico en cuestión, aunque bien es cierto que hay cosas que no mete en el lavaplatos porque-no-quedan-igual-de-limpias. En fin.

Pero esta no es exactamente la cuestión que me lleva a dedicar mi valioso tiempo (valioso para mí, no para mi jefe, si echamos un vistazo a mi nómina) a escribir esta estupidez. No, queridos amigos. Hace unos días estaba en la zona de fumadores de mi empresa (o sea, en la puta calle, como en todas partes) cuando surgió la típica conversación con un compañero del que no tienes nada de qué hablar y que además no te cae del todo bien. Comentaba que el otro día en la tele salió una movida que te plancha la ropa, o sea, que se acabó el planchar para quien disponga de los 1500 eurazos que valía el invento (ahora saldrá la típica que dirá que no queda igual de bien, en fin). Bueno. El invento en sí a mí no es que me atraiga mucho, porque en mi casa directamente no se plancha nada. La conversación derivó en que preguntaban por ahí a la gente cual era el mejor invento para el hogar siendo la lavadora la gran ganadora. Mi compañero decía que no, que el mejor invento era la nevera. Bueno, hasta ahí muy bien, es bastante razonable. La cuestión fue cuando dijo que el lavaplatos era una chorrada. Que en su casa tenía un hueco para él pero que nunca lo puso, no por el dinero, sino por diferentes motivos, que paso a detallaros:

  1. “Total, pa tres platos que hay que fregar”. Este es un argumento que esgrime mucha gente. ¿No os da que pensar? A mí sí. Si después de una comida sólo tienes tres platos que fregar, deduzco que coméis con la mano y crudo, puesto que no tienes que fregar ninguna pota, sartén, tuperware (o como cojones se escriba) ni cubiertos. Tampoco bebéis nada con la comida, puesto que no mencionas los vasos para nada, y por supuesto no coméis postre, a no ser que sea algo que viene envasado en un chisme de plástico (tipo yogur) y por supuesto con la mano.
  2. “Total son cinco minutos”. Bueno, bueno, si son 3 platos en todo el día, de acuerdo que son 5 minutos, además, las lentejas crudas no manchan, pero en el supuesto de que no sean sólo los platos, me parece muy rápido. Además si sumamos el desayuno, la comida y la cena tirando de calculadora de Güindous tocamos a 1,67 minutos por sesión, lo que realmente me parece una velocidad que ni Fernando Alonso. Puede ser verdad, no lo niego, pero me gustaría estar detrás con un cronómetro.
  3. “Es que hay que echarle no sé que ostias”. Sí, detergente, que dura un bote 6 meses. ¿Fregarás los platos sólo con agua?
  4. “Tarda la de dios”. Joder, pero no lo haces tú. Y tampoco estás explotando a nadie para que lo haga. Lo hace una máquina. Como si está todo el puto día.

Podíais pensar que no es él el que friega los platos en casa. Puede ser. Pero su mujer, que también trabaja conmigo dice “total, son 5 minutos”. Joder con los cinco minutos de los cojones. Además, son “cinco” minutos después de comer, cenar, desayunar, que no apetece ni quitar el plato de la mesa.

Francamente, a mí me cambió la vida. Fue el mejor regalo que me pudo hacer mi madre. ¡Gracias mamá!

5 comentarios:

  1. Jajajaja
    Muy buen post.
    Yo también estoy a favor de cualquier cosa que facilite la vida hogareña.
    Como tengo un lavaplatos pequeño (casi la mitad de lo normal, por tema de espacio) a veces lo pongo dos veces al día, pero bueno... se ahorra agua, no lavas tu y puedes hacer otra cosa.

    Lo de la secadora/plancha ya veremos como funciona, pero puede ser una opción interesante para tanta gente que vive sola y trabaja todo el día, o sea la mayoría hoy en día casi.

    Nos vemos fileteros.

    ResponderEliminar
  2. Amén hermano.

    Totalmente deacuerdo contigo ;)

    ResponderEliminar
  3. Ye que hay gente pa todo chatos...hay hasta obispos, joder!

    ResponderEliminar
  4. Ostia lo del lavaplatos me acaba de abrir la mente a una nueva dimensión repleta de placidez pasada por agua.

    ResponderEliminar
  5. Recientemente tuvimos que realizar una reparación de un lavaplatos, y tuvimos una conversación similar con la dueña, que se quejaba de algunas modernidadas que nos "obligan" a aceptar.

    Ha sido agradable leer una entrada sobre este tema, aunque estuviera buscando otra información.

    Muy interesante el blog, recién he empezado a ojearlo.

    Un saludo,
    Sergio
    Reparacion lavaplatos madrid

    ResponderEliminar